Democracia
Del
griego clásico demos =
pueblo y kratos
= gobierno (gobierno del
pueblo), en donde los
demoi (demos)
eran los varones de descendencia pura de atenienses y que constituían
apenas el 5% de todos los habitantes de la polis. De esta guisa, el
pueblo estaba
conformado por una extrema minoría, excluyendo a mujeres, niños,
esclavos y bárbaros (todo aquel que no era griego). Un gobierno del
pueblo era todo menos una democracia tal como la concebimos (o
imaginamos) hoy en día.
Por otro
lado, la acepción de pueblo usada en nuestros tiempos viene del
vocablo latino populus, del
que resulta interesante que comparta la misma raíz etimológica que
la palabra puber, que
designa al adolescente, aquel al que le empieza a crecer el pubes
(vello púbico). El populus,
en origen, se oponía al senatus,
que era lo que nosotros conocemos como senado
y que consistía en un grupo de ancianos (senex;
confróntese “senil”,
“senectud”) que ejercían funciones consultivas. De esta manera,
el populus era el
grupo de jóvenes de la república romana, y sus facultades estaban
limitadas al manejo de las armas, y por lo tanto no tenían cabida en
las decisiones del gobierno dada su incapacidad para entender esos
asuntos.
A
pesar de que una comparación de este tipo con la democracia moderna
resulta un anacronismo, de todos modos puede decirse que la
modernidad es similar a la antigüedad, tanto del lado de los griegos
como de los romanos, pues no deja de ser cierto que el gobierno
demócrata está conducido por un grupo de privilegiados que son, al
mismo tiempo y en su mayoría, un grupo de imberbes con facultades
nulas para gobernar. Ese es el gobierno del pueblo, tanto en su razón
etimológica como en nuestra experiencia. Habrá que pensar dos veces
cuando se pida a gritos la democracia.
Zaä
Manuel
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